jueves, 17 de diciembre de 2009

San Lorenzo de Brindis


Hoy nos trasladamos a la Iglesia de la Anunciada, donde está el sepulcro y reliquias de San Lorenzo de Brindis, ante cuyo cortejo fúnebre se inclinó el centenario ciprés de dicho convento según cuenta la leyenda. Se encuentra a la izquierda del altar (donde podemos ver una impresionante custodia) de la iglesia.

Cesar de Rossi nació en Brindis, ciudad del reino de Nápoles, en 1559. Pertenecía a una familia veneciana de cierto renombre. A los seis años ya asombraba a todos por la facilidad de aprender de memoria páginas enteras, que declamaba en público.

Primero se educó en el convento de los franciscanos de su ciudad natal y, después, bajo la dirección de un tío suyo en el colegio de San Marcos de Venecia. Hizo rápidos progresos, tanto desde el punto de vista intelectual como espiritual y a los dieciséis años ingresó en el convento de los capuchinos de Verona. Cuando pidió ser admitido, el superior le advirtió que le iba a ser muy difícil soportar aquella vida tan dura y tan austera. El joven le preguntó: "Padre, ¿en mi celda habrá un crucifijo?." "Sí, lo habrá", respondió el superior. "Pues eso me basta. Al mirar a Cristo Crucificado tendré fuerzas para sufrir por amor a El, cualquier padecimiento". Con el hábito religioso recibió el nombre de Lorenzo.

Durante sus estudios de filosofía y teología en la Universidad de Padua, se distinguió por su extraordinario dominio de lenguas: aprendió el griego, el hebreo, el alemán, el bohemio, el francés, el español y llegó a conocer muy a fondo el texto de la Biblia.

Por su gran don de prédica, siendo diácono, le fue encomendado el predicar los 40 días de Cuaresma en la Catedral de Venecia por dos años consecutivos. La gente vibraba de emoción al oír sus sermones, y muchas eran las conversiones.

Después de su ordenación sacerdotal, predicó con gran fruto en Padua, Verona, Vicenza y otras ciudades del norte de Italia. En 1596, pasó a Roma a ejercer el cargo de definidor de su orden, y el Papa Clemente VIII le pidió que trabajase especialmente por la conversión de los judíos. Tuvo en ello gran éxito, ya que a su erudición y santidad de vida unía un profundo conocimiento del hebreo.

Un secreto. Un sacerdote le preguntó: "Frai Lorenzo, ¿a qué se debe su facilidad para predicar? ¿A su formidable memoria?" Y él respondió: "En buena parte se debe a mi buena memoria. En otra buena parte a que dedico muchas horas a prepararme. Pero la causa principal es que encomiendo mucho a Dios mis predicaciones, y cuando empiezo a predicar se me olvida todo el plan que tenía y empiezo a hablar como si estuviera leyendo en un libro misterioso venido del cielo"

Dormía sobre tablas. Se levantaba por la noche a rezar salmos. Ayunaba con frecuencia comiendo casi siempre pan y verduras. Huía de recibir honores, y se esforzaba por mantenerse siempre alegre y de buen humor con todos.

Enviado a Alemania. Sus superiores le enviaron, junto con el Beato Benito de Urbino, a establecer a los capuchinos en Alemania como una muralla contra el protestantismo. Los dos misioneros empezaron por atender a las víctimas de una epidemia de peste; más tarde, fundaron conventos en Praga, Viena y Gorizia, de donde habían de nacer con el tiempo las provincias de Bohemia, Austria y Estiria. En el capítulo de 1602, San Lorenzo fue elegido superior general de su orden. Desempeñó su cargo con vigor y caridad. Al punto emprendió la visita de las provincias, pero, en 1605, se negó a aceptar la reelección, pues pensaba que Dios le reservaba para otras empresas.

Ante la amenaza turca. Cuando Lorenzo era vicario general, el emperador Rodolfo II le envió en misión diplomática a conseguir la ayuda de los príncipes alemanes contra los turcos, cuya amenaza se cernía sobre toda Hungría. El santo tuvo éxito en su misión y fue nombrado capellán general del ejército que se había formado gracias a sus esfuerzos. En algunas ocasiones, San Lorenzo fue prácticamente general en jefe del ejército; por ejemplo, antes de la batalla de Szekes-Fehervar, en 1601, los generales le consultaron, el santo les aconsejó que atacasen, arengó personalmente a las tropas y partió al frente de las fuerzas de ataque, sin más armas que un crucifijo. La aplastante derrota que sufrieron los turcos fue atribuida por todos a San Lorenzo. Se cuenta que, al volver de la campaña, se detuvo en el convento de Gorizia, donde el Señor se le apareció en el coro y le dio la comunión por su propia mano.

Tras de algún tiempo de predicar y reconciliar con la Iglesia a los herejes de Alemania, recibió del emperador la comisión de persuadir a Felipe III de España a que se uniese a la Liga Católica y aprovechó la ocasión para fundar un convento de capuchinos en Madrid. Después, fue enviado a Munich como nuncio de la Santa Sede ante Maximiliano de Baviera, el jefe de la Liga. Desde ahí administró dos provincias de su orden y prosiguió su tarea de pacificación y predicación. En 1618, tras de haber mediado dos veces en las diferencias reales, se retiró al convento de Caserta, con la esperanza de verse libre de todas las distracciones mundanas, por más que siempre había hecho todo lo posible por evitar que sus actividades en los asuntos seculares le apartaran de su vida como religioso. Dios le había concedido una gracia especial para ello y el santo era frecuentemente arrebatado en éxtasis mientras celebraba la misa, de suerte que puede decirse que su vida interior constituía el punto de partida de todas sus actividades exteriores.

Los príncipes y gobernantes, por muy irreligiosos que sean, suelen apreciar los servicios de los hombres verdaderamente santos. Los principales señores de Nápoles acudían a San Lorenzo para presentarle sus quejas por la tiranía del virrey español, duque de Osuna y le pedían que fuese a la corte del rey Felipe para evitar que el pueblo se levantase en armas. El santo no era aún muy viejo, pero estaba enfermo y achacoso. Cuando llegó a Madrid, supo que el rey no estaba en la ciudad, sino en Lisboa. Así pues, prosiguió su camino a Portugal, en pleno calor del estío. Usó de toda su elocuencia y su poder de persuasión y logró que el monarca prometiese relevar del cargo de virrey al duque de Osuna.

San Lorenzo regresó entonces a su convento y ahí falleció el día de su cumpleaños, 22 de julio de 1619. Cumplía 60 años. Fue sepultado en el cementerio de las Clarisas Pobres de Villafranca.

Su beatificación tuvo lugar en 1783; durante el proceso, se examinaron a fondo sus escritos. Dejó escritos 15 volúmenes de enseñanzas, entre ellos 800 sermones muy sabios. También un comentario del Génesis y algunas obras contra Lutero.

San Lorenzo fue canonizado en 1881. En 1959 el Papa Juan XXIII le dio el título de doctor de la Iglesia ("doctor apostolicus").


miércoles, 2 de diciembre de 2009

Antonio Pereira


El escritor Antonio Pereira tiene su tumba en el extremo izquierdo más alejado de la puerta de entrada junto a la de Elena Quiroga. Pereira, uno de los más importantes y reconocidos escritores españoles de la segunda mitad del siglo XX pasó su infancia en la casa que su famili tenía (y aún tiene) en la calle Concepción y después se trasladaría a León a estudiar magisterio donde ya se quedaría a vivir toda su vida. Excepcional narrador, gran contador de cuentos y simpatiquísima persona en su obra destacan sobre todo su poesía y sus cuentos (o relatos cortos) con obras como "Una ventana a la carretera" (1967), "Cuentos de la Cábila" (2000) y su antología poética "Meteoros". Os dejo con la entrevista que los lectores de El Mundo le hiciero en el año 2000 con motivo de la edición de "Cuentos de la Cábila": http://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2001/01/168/

viernes, 20 de noviembre de 2009

Norberto Beberide


Siguiendo todo recto por el camino central hasta el fondo y bajando un poco a mano derecha tenemos el mausoleo de Antonio Beberide y familia, donde está enterrado el pintor Norberto Beberide. La Wikipedia dice de él que era un "Pintor vocacional, inventor, artista precoz y autodidacta,creador apasionado e infatigable que en la cuna monumental de Villafranca del Bierzo desplegó la trama de una quimera quijotesca modelando la inmensa metáfora de la línea y los colores. Pudo y supo ser dibujante-poeta, dedicado sobre todo a la caricatura, aportó a esta técnica su visión particular consistente en dibujar, con su trazo espontáneo y seguro las facciones, las características y la psicología de los personajes retratados, sobre un collage de papeles de diferentes texturas. Su éxito se basó en la originalidad y modernidad que imprimió a sus ilustraciones, pergaminos, dibujos y caricaturas, dotándolas de interés iconográfico y artístico superior a las tendencias del Art Déco europeo de 1920-1940".
En Villafranca y además de carteles y programas de mano, se encargó de la restauración de los gigantes y cabezudos y de elaborar las vidrieras de la colegiata. Un busto a su memoria está erigido en la Plazoleta de Saavedra Magadalena, frente a la Iglesia de San NIcolás.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Eugenio de Arriba


El pintor villafranquino Eugenio de Arriba, que lamentablemente está de actualidad al tener ser que ser embargados para ser subastados unos cuadros suyos propiedad del ayuntamiento para pagar las deudas municipales con una imprenta, se encuentra enterrado en una tuba realmente imposible de encontrar al no tener lápida ni placa alguna. Afortunadamente unos familiares suyos tuvieron la amabilidad de decirme donde estaba: pegada al muro izquierdo del cementerio y reconocible gracias a una peculiar cruz como veis en la foto. De Arriba nació en 1934 y desde pequeño mostró una gran imaginación y atracción por la pintura, a los 15 años se trasladó a Madrid a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y tras acabar sus estudios se va a París, donde prosigue sus estudios y expone, colaborando con el músico Paco Ibáñez en un homenaje a Pablo Picasso. Trás volver a España y variar multiples veces de residencia regresa a Villafranca donde fallece en 1977. A día de hoy sus cuadros están siendo muy reconocidos siendo expuestos en diferentes galerías de Europa y America; su temática varía desde paisajes (a veces villafranquinos) a retratos (Cristobal Halffter o Antonio Pereira fueron retratados por él). A veces de estilo más realista y a veces reminescente de Picasso como en "Las hijas de Furís".

sábado, 31 de octubre de 2009

Olarte


También a mano izquierda a la entrada y subiendo, no muy lejos del muro del cementerio nos encontramos con las tumbas de la familia Olarte, propietarios de la empresa ya desaparecida Gaseosas Olarte, empresa que abasteció de gaseosa y agua de seltz al Bierzo durante un buen montón de años; empresa familiar, pasó por un par de generaciones antes de desaparecer con la muerte de Eutiquio Olarte. Junto a ella también hemos de recordar que en su día Villafranca también contó con otra empresa de bebidas carbónicas, Gaseosas Pajaro.
Durante los años de la Guerra Civil, algún camión de la empresa lamentablemente cambió su carga de botellas por la de transporte de presos para ser fusilados..., podeis leer sobre ello aquí.

sábado, 24 de octubre de 2009

Joaquín Saavedra Válgoma y familia


Las tumbas de la familia Saavedra están en un nicho familiar situado en la parte alta izquierda del cementerio. Aquí se encuentran los restos de Julio Saavedra Magdalena que fuera registrador de la propiedad y que falleció en 1927, su hermano Alverto (ingeniero de caminos que murió en 1889) y Joaquín Saavedra Válgoma que fue Consejero de Estado y Senador Vitaliceo. La familia Saavedra era originaria de Lugo y suyo fue un palacete sito en la calle de la Yedra y de hecho el apellido Saavedra de Miguel Cervanyes y Saavedra, autor de "El Quijote" procede de esta rama gallega que tuvo su paso por Villafranca. Podeis leer más sobre el origen lucense (o incluso leonés) de Cervantes aquí. Para terminar decir que esta tumba tiene un precioso detalle gótico en forma de calavera con huesos cruzados que veremos a nuestros pies y que podeis ver en la foto de la derecha en la presentación de este blog.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Francisco Pérez Caramés


Al lado del ya mencionado mausoleo de los Valcarce Alfayate se encuentra el que guarda los restos de Francisco Pérez Caramés (Paco Pérez). Viticultor y gran aficionado a los viajes y excursiones escribió varios libros sobre ellos como "Caminatas por los hayedos de Busmayor". Muchos consideran su bodega vinícola como la primera en comercializar un vino moderno en El Bierzo y como tal se le puede considerar precursor del actual boom que atraviesan nuestros vinos y también él fue el encargado de donar a la Colegiata en sus obras de restauración el dinero necesario para construir las nuevas vidrieras que se pueden ver sobre el altar.

viernes, 9 de octubre de 2009

Elena Quiroga y Dalmiro de la Válgoma


En la esquina superior izquierda del cementerio y junto a la del escritor Antonio Pereira se encuentra la tumba de Elena Quiroga y su marido Dalmiro de la Válgoma.
Ella fue una gran escritora y entre sus logros están el ser ganadora del Premio Nadal en 1950 por su novela "Viento del norte" y el ser la tercera mujer de la historia en ser miembro de la Real Academia de la Lengua. Su matrimonio con el historiador Dalmiro de la Válgoma, cuyo padre era berciano, la trajo a estas tierras. Don Dalmiro por su parte desempeñó una gran cantidad de cargos: Secretario del Instituto Histórico de la Marina adscrito al C.S.I.C., de la Sociedad Española de Amigos del Arte y de la Sociedad de Bibliógrafos Venatorios. Vocal del Museo Naval, de la Junta de Iconografía Naval, Real Academia Gallega y del Patronato Condesa Pardo Bazán. Miembro de Número de la Real Academia de la Historia, además de Bibliotecario de la misma. Miembro de diversas Órdenes, como la de Isabel la Católica, Mérito Naval, etc.

martes, 29 de septiembre de 2009

Filomena Robles (Maestra)


La tumba de Doña Filomena Robles Menéndez se encuentra a mano izquierda siguiendo por el camino central desde la puerta de entrada. En ella podemos ver una lápida con una cruz y una cara extremadamente seria con aspecto romano. Su seriedad quizá tenga que ver con la de Doña Filomena, una de las maestras más duras que pasaron por Villafranca; mi abuela y el escritor Ramón Carnicer tuvieron la fortuna (o desdicha) de ser alumnos y el propio Carnicer le confesó en una ocasión que cada vez que Doña Filomena decía su nombre el miedo se apoderaba de él (para ser más exactos, Carnicer dijo que se "meaba de miedo").
La escuela de esta dura profesora se encontraba en la Plaza Mayor donde después estaría la oficina de Correos y que hoy es un local abandonado encima del bar Plaza. Es curiosa la abundancia de escuelas que tuvimos en Villafranca en la primera mitad del siglo pasado con escuelas en la plaza de Don Pío, en el Campairo, el Otro Lado, etc y que en muchos casos distaban mucho de estar en buenas condiciones con techos medio caídos e incluso con clases invadidas por gallinas(!).

jueves, 24 de septiembre de 2009

Bernardo Díez Obelar


La preciosa tumba del que fuera alcalde de Villafranca desde 1902 hasta 1904 (en la España de Alfonso XIII) se encuentra a mano izquierda y es realmente fácil de encontrar pues es una de las pocas tumbas del cemeterio que tienen una escultura, en este caso de un ángel. Falleció en 1916 y recordemos que una de las más bonitas avenidas de Villafranca lleva su nombre.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Valcarce Alfayate


La familia Valcarce Alfayate cuenta con dos diferentes sepulcros en el cementerio villafranquino: uno de ellos es un mausoleo que podemos encontrarnos a mano izquierda siguiendo en linea recta desde la entrada, mientras que el otro es una pequeña lápida que cuesta encontrar entre la maraña de tumbas y que está a mano izquierda desde la entrada.
Los Valcarce Alfayate destacaron por su labor religiosa y tras vivir muchos años en la casa que tenían en la Calle Concepción, a su muerte y a través de la fundación que lleva su nombre la convirtieron en una residencia de ancianos. El miembro más importante de la familia fue Enrique Valcarce Alfayate que escribió un buen número de libros religiosos como "La buena ventura del monje Lemercier" o "A Dios lo que es de Dios y al laicado lo que Dios le ha dado". Como curiosidad el propio Don Enrique fue testigo de una aparición mariana en la localidad madrileña de Garabandal sobre la que podeis leer aquí.

Familia del Pino


Al entrar por la puerta principal del cementerio, unos pocos metros a mano derecha y pegado al muro nos encontramos con los enterramientos más antiguos que quedan en el cementerio y que datan del siglo XIX. Destacan las tumbas pertenecientes a la familia de Joaquín del Pino. Este fue uno de los personajes clave en la llegada del ferrocarril a El Bierzo durante el siglo XIX y curiosamente sus herederos siguen relacionados con este medio de transporte con la empresa Ferrovial así como otras constructoras